domingo, 17 de abril de 2011

OPINAN ESPECIALISTAS

“Yo creo que la escuela tiene que hacerse cargo de todo el conjunto cultural y hacerse cargo de construir con los niños los cimientos antes de los aprendizajes. La lectura es uno de ellos. La propuesta es muy sencilla: hay que leer a los niños. O mejor, hay que leer. Los niños necesitan encontrar adultos que leen. Frecuentemente, maestros me dicen: “¿Cómo leer? Yo no tengo tiempo, no puedo”. Ya sé que es difícil la condición especialmente de las maestras que, además de la clase, tienen la familia. Lo entiendo, lo puedo justifi car, pero sigue siendo imposible para una persona que no necesita leer, enseñar a leer. No funciona. Los niños necesitan encontrar, por primera vez en su vida probablemente, personas que leen y que no pueden resistirse a leer. Y leen literatura, porque leen por placer. Y esto se manifi esta, esto se nota. Invitar a los niños a un mundo de libros, no importa la edad, que sean de ocho meses o que sean de tres años o cinco años, la escuela debe ser lugar donde hay libros, donde se ven libros, se tocan libros, se respetan los libros. No se usan como juguetes, se usan como libros.
Y por fin la propuesta más simple: dedicar un tiempo a la lectura a los niños. La propuesta que yo hago es un tiempo fijo cada día. Puede ser, pongamos, un cuarto de hora, veinte minutos. Si queréis con un despertador, que sea riguroso y que termina. Esto especialmente si queremos hacer una experiencia fundamental que es leer libros, no cuentos. No digo que los cuentos no valgan, se puede hacer un poco, pero lo importante es comprometernos a leer libros por muchos días. Enseguida, retomándolo donde lo dejamos ayer, con los niños que dicen: “No, por favor, que siga…” No, tenemos que parar. Y tenemos que esperar a mañana, porque esperar también forma parte de la cultura de la lectura. Si no lo habéis probado, podéis vivir emociones únicas, porque un grupo de niños escuchando a un adulto que lee (cuidado, que lee bien). Hay que prepararse. No tener la presunción de que, como somos maestros, podemos ponernos frente a un libro no importa cómo. Hay que prepararse. Como hace un actor. Pero la emoción que suscita la lectura vale todo el esfuerzo que nosotros hacemos. Dedicar un tiempo fijo a la lectura”.
Francesco Tonucci

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